Desde que nacemos recibimos
constantes señales que sugieren
la existencia de un mundo distinto
en nuestro interior.
Has experimentado estos momentos de asombro?
Ocurren al escuchar música hermosa,
o cuando es esplendor de la naturaleza
nos provoca un estremecimiento.
También cuando vemos por el rabillo del ojo
algo familiar (la luz del amanecer,
un árbol meciéndose con el viento,
el rostro de un ser querido cuando duerme)
y sabemos que en ese instante
la vida es más de lo que parece...
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