No deben en absoluto querer consagrarse
al estudio de esta ciencia
aquellos que ocupan alto puesto
en las funciones públicas y honorarios
ni tampoco los que andan continuamente
lidiando con sus ocupaciones particulares y necesarias.
Esto, porque ella requiere
de la dedicación del hombre entero,
que sea capaz de poseer sólo y exclusivamente a ella.
Y por cierto, una persona no vacila en entregarse
seriamente a asuntos de largo aliento,
cuando tomó el gusto de ellos.
Pués ella hace que desprecie,
como mezquindad,
todo lo que no es ella.
El lenguaje de La Obra Secreta de Hermes Trimegisto, es conciso, cerrado y realmente hermético. El habla de nuestro autor se distingue por una precisión helénica, razón por la cual, el traductor, se ve forzado, a veces, a sacrificar el sentido de la frase con el fin de no deslucir el pensamiento del autor, que nos hace llegar su mensaje desde el siglo XVII.
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