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Durante largos siglos de peregrinaje
por mar y por tierra,
gran parte del poderoso ascendiente del budismo
debió originarse en su deliberada negativa
a reclamar como propia la Verdad
o a seguir un dogma inflexible
o a reconocer autoridad
de ninguna jerarquía teocrática,
sacrosanta y última;
así como la actitud del primer gran maestro,
Siddharta Gautama que recomendaba:
"ve y mira por ti mismo"
e insitía pragmáticamente
"no creas sólo en mi palabra. Compruébalo tú mismo"
o lanzaba el reto de su famoso aforismo
"mira hacia adentro, tú eres Buda".
Durante largos siglos de peregrinaje
por mar y por tierra,
gran parte del poderoso ascendiente del budismo
debió originarse en su deliberada negativa
a reclamar como propia la Verdad
o a seguir un dogma inflexible
o a reconocer autoridad
de ninguna jerarquía teocrática,
sacrosanta y última;
así como la actitud del primer gran maestro,
Siddharta Gautama que recomendaba:
"ve y mira por ti mismo"
e insitía pragmáticamente
"no creas sólo en mi palabra. Compruébalo tú mismo"
o lanzaba el reto de su famoso aforismo
"mira hacia adentro, tú eres Buda".
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