El Universo está lleno de vida. Puedes ver la fuerza de vida constantemente. Todo está vivo, no hay materia muerta. Lo que se llama materia inanimada o muerta, en realidad no lo está. Esta aseveración a sido bien comprobada por los científicos modernos; aunque no podemos ver sus movimientos, si miramos con el instrumento apropiado, comprobaremos un movimiento de fuerza--- átomos que se trasladan con rapidez.
Pero cuál es su propósito? Por qué corren de un lado al otro? Qué desean? Si se observa con cuidado, en la naturaleza se encuentra una meta común a todos y a todo, incluso al átomo. Todo tiende a la felicidad.En el caso de los seres humanos se llevan a cabo miles de cientos de esfuerzos individuales, sociales, comunales, nacionales e internacionales. Puede tratarse de cualquier cosa: un carnaval, un festival, viajes, guerras, sí, incluso las guerras. El propósito común de éstos empeños, es la búsqueda de la felicidad.Cuando acudes a un altar para elevarle, una oración a Dios, por qué lo hacés?. No tanto por el Amor de Dios, sino porque buscas felicidad. Deseas ser dichoso haciendo éste o aquel esfuerzo. He aquí la meta común.
Pregúntale a cualquiera, incluso a un ladrón que roba un banco por qué lo hace:
--- Quiero llevarme algo de dinero
--- Para qué?
--- Para comprar más cosas
--- Por qué?
--- Quiero ser feliz
Pregúntale a un policía por qué persigue a un ladrón: “Por qué persigues al ladrón?”--- Para arrestar al delincuente. Ese es mi deber. Quiero que todos sean felices, que no estén tristes porque les robaron algo. Pregúntale al que bebe o al que fuma por qué lo hace. Porque quiere sentirse feliz. Cree que de esa manera alcanzará la felicidad. La meta común consiste en dejar de estar triste y ser feliz en cada momento.Todos tratan de lograr ese propósito de diferentes maneras. Algunos quieren ser felices con rapidez, lo intentan con métodos artificiales y solo lo consiguen temporalmente, pero la alegría prestada aparece y desaparece. La felicidad que se obtiene con los esfuerzos diarios se esfuma y mezcla con disgustos, preocupaciones y desdichas. La felicidad no se presenta sin dificultades antes y después. Seguimos procurándola pero no la logramos. Cuando por fin nos cansamos de buscarla en nuestro exterior, nos sentamos con serenidad y nos preguntamos: Qué es esto? Por qué no soy feliz? Por qué he dejado de ser feliz? Si analizáramos con toda sinceridad nos daríamos cuenta que la felicidad nunca se origina en nuestro exterior.Jamás se obtiene la felicidad haciendo o logrando algo, ni siquiera con las prácticas espirituales, las oraciones o la búsqueda de Dios. Tampoco Dios puede darte la felicidad. Si te la da, puede quitártela. Todo aquello que viene, también se irá. Incluso, en nombre de la búsqueda de Dios, vemos que las personas se sienten infelices. He aquí mi respuesta: la felicidad no debe buscarse fuera de uno ni tampoco puede originarse adentro. No puede llegar porque simplemente ES. Siempre ES. Dónde está? En todas partes, siempre hay felicidad.Tú eres la felicidad personificada. La Suprema Bienaventuranza. Tú eres ese gozo. Eres la imagen de la felicidad misma. Si quieres usar la palabra Dios; quién es Él? Cuáles son sus cualidades? Siempre un ser feliz. Entonces, como imagen de Dios, por qué eres infeliz? Porque has olvidado que eres feliz, por eso vas tras la felicidad.
Has olvidado que tienes ojos y vas tratando de alcanzarlos, pero el instrumento que utilizas para buscarlos son ellos mismos. No pareces darte cuenta porque acostumbras a verlo todo y entonces dices: “No veo mis ojos, quiero verlos” Eres el observador, pero nunca puedes ver tu propio Yo. La simple ignorancia y el olvido te hacen infeliz. El error fundamental consiste en olvidar tu verdadera naturaleza. Es una forma de suicidio, al olvidar tu yo, de hecho lo matas. Por eso eres infeliz. Naturalmente, cuando eres infeliz, todo te va de mal en peor.
Con una mente infeliz te lanzas a la búsqueda de la felicidad. Imagínate un recipiente grande, lleno de agua quieta, sin olas. Luce muy bien sin duda. La superficie está limpia y serena. Cuando te aproximas ves tu rostro reflejado en ella, en aguas quietas, uno puede ver reflejos. Pero supón que mientras te estás mirando, algo cae en el recipiente. De inmediato la superficie se agita y comienza a perfilarse una imagen propia, distorsionada. Olvidando tu verdadera imagen tomas esa distorsión como tu verdadera naturaleza, y te identificas con ella y te sientas a llorar. Entonces te preocupas y comienzas a decirte a ti mismo “Tengo que estar en buena forma”
Permites que asociaciones con objetos o palabras caigan en tu mente y la alteren. Si alguien usa un vocablo no muy agradable, piensas: “me está insultando” y te disgustas. Permites que la palabra perturbe tu mente. Entonces llegas a la conclusión: “me está haciendo infeliz”. Pero en realidad tu mismo desordenaste o inquietaste tu propia mente.
Es mejor decir “SOY feliz” que “DESEO ser feliz”. En el momento en que dices “deseo” ese deseo mismo inquieta tu mente. Y si tu deseo se realiza? Cuántas personas actúan como locas por un pedacito de papel, un sello postal emitido hace más de cien años? Pagan miles de dólares para obtenerlo. Le dan valor y luchan por comprarlo: Si te dejas llevar por ese propósito pensarás: “no puedo ser feliz si no lo obtengo” entonces “pago lo que sea por obtenerlo” y luego dice “ya lo tengo”! Así es de sencillo. Después de todo ese esfuerzo, simplemente exclamaste “ya lo tengo”! Y dónde estás ahora? En la misma posición que antes de desearlo. FelizCompréndelo buen. Tú ya eras feliz antes de querer ese sello postal. Pero en el momento que lo deseaste te volviste infeliz. Cuando lo obtuviste, de nuevo te sentiste infeliz. Entonces, de dónde o de qué derivó la felicidad? No del objeto, el sello en sí no te dio la felicidad. La recuperaste cuando realizaste tu deseo, cuando llenaste la depresión o el vacío creado por el deseo.Desde el instante mismo en que la piedra del deseo cae en tu mente, tú te deprimes. La depresión se define como un espacio hueco. La mente queda deprimida, entonces tienes que colmarla, realizar el deseo. Tú creas la depresión, la llenas y vuelve a su estado normal, y dices nuevamente “soy feliz”
En ocasiones algunas persona manifiestan con respecto a mi (yogui Swami Satchidananda) “El es feliz porque está muy por encima de su deseos” Qué significa ésta frase? No tanto como que la persona lo tiene todo en el mundo, sino más bien que se ha elevado por encima de sus deseos y ya no desea nada más.Por cierto esto es muy fácil de decir y suena muy bonito, pero tal comprensión se obtiene solo después de andar mucho, confrontar el fracaso en todas partes y en todo, hasta que finalmente reflexionas con disgusto “estoy cansado, ya no quiero nada más”
Por eso las escrituras dicen que si uno desea a Dios, es necesario que deje todo lo demás. No desees nada, ni siquiera a Dios, y tendrás a Dios. Él siempre está allí.
La meta consiste en que cada uno repare en su verdadera naturaleza, su paz, su felicidad, su santidad, su imagen de Dios. Sin éste logro, no podremos ser felices en un ciento por ciento. Seremos felices y luego infelices. Nadie puede ser totalmente feliz sin saber que él mismo es todo felicidad. Eso es Dios.
Pero cuál es su propósito? Por qué corren de un lado al otro? Qué desean? Si se observa con cuidado, en la naturaleza se encuentra una meta común a todos y a todo, incluso al átomo. Todo tiende a la felicidad.En el caso de los seres humanos se llevan a cabo miles de cientos de esfuerzos individuales, sociales, comunales, nacionales e internacionales. Puede tratarse de cualquier cosa: un carnaval, un festival, viajes, guerras, sí, incluso las guerras. El propósito común de éstos empeños, es la búsqueda de la felicidad.Cuando acudes a un altar para elevarle, una oración a Dios, por qué lo hacés?. No tanto por el Amor de Dios, sino porque buscas felicidad. Deseas ser dichoso haciendo éste o aquel esfuerzo. He aquí la meta común.
Pregúntale a cualquiera, incluso a un ladrón que roba un banco por qué lo hace:
--- Quiero llevarme algo de dinero
--- Para qué?
--- Para comprar más cosas
--- Por qué?
--- Quiero ser feliz
Pregúntale a un policía por qué persigue a un ladrón: “Por qué persigues al ladrón?”--- Para arrestar al delincuente. Ese es mi deber. Quiero que todos sean felices, que no estén tristes porque les robaron algo. Pregúntale al que bebe o al que fuma por qué lo hace. Porque quiere sentirse feliz. Cree que de esa manera alcanzará la felicidad. La meta común consiste en dejar de estar triste y ser feliz en cada momento.Todos tratan de lograr ese propósito de diferentes maneras. Algunos quieren ser felices con rapidez, lo intentan con métodos artificiales y solo lo consiguen temporalmente, pero la alegría prestada aparece y desaparece. La felicidad que se obtiene con los esfuerzos diarios se esfuma y mezcla con disgustos, preocupaciones y desdichas. La felicidad no se presenta sin dificultades antes y después. Seguimos procurándola pero no la logramos. Cuando por fin nos cansamos de buscarla en nuestro exterior, nos sentamos con serenidad y nos preguntamos: Qué es esto? Por qué no soy feliz? Por qué he dejado de ser feliz? Si analizáramos con toda sinceridad nos daríamos cuenta que la felicidad nunca se origina en nuestro exterior.Jamás se obtiene la felicidad haciendo o logrando algo, ni siquiera con las prácticas espirituales, las oraciones o la búsqueda de Dios. Tampoco Dios puede darte la felicidad. Si te la da, puede quitártela. Todo aquello que viene, también se irá. Incluso, en nombre de la búsqueda de Dios, vemos que las personas se sienten infelices. He aquí mi respuesta: la felicidad no debe buscarse fuera de uno ni tampoco puede originarse adentro. No puede llegar porque simplemente ES. Siempre ES. Dónde está? En todas partes, siempre hay felicidad.Tú eres la felicidad personificada. La Suprema Bienaventuranza. Tú eres ese gozo. Eres la imagen de la felicidad misma. Si quieres usar la palabra Dios; quién es Él? Cuáles son sus cualidades? Siempre un ser feliz. Entonces, como imagen de Dios, por qué eres infeliz? Porque has olvidado que eres feliz, por eso vas tras la felicidad.
Has olvidado que tienes ojos y vas tratando de alcanzarlos, pero el instrumento que utilizas para buscarlos son ellos mismos. No pareces darte cuenta porque acostumbras a verlo todo y entonces dices: “No veo mis ojos, quiero verlos” Eres el observador, pero nunca puedes ver tu propio Yo. La simple ignorancia y el olvido te hacen infeliz. El error fundamental consiste en olvidar tu verdadera naturaleza. Es una forma de suicidio, al olvidar tu yo, de hecho lo matas. Por eso eres infeliz. Naturalmente, cuando eres infeliz, todo te va de mal en peor.
Con una mente infeliz te lanzas a la búsqueda de la felicidad. Imagínate un recipiente grande, lleno de agua quieta, sin olas. Luce muy bien sin duda. La superficie está limpia y serena. Cuando te aproximas ves tu rostro reflejado en ella, en aguas quietas, uno puede ver reflejos. Pero supón que mientras te estás mirando, algo cae en el recipiente. De inmediato la superficie se agita y comienza a perfilarse una imagen propia, distorsionada. Olvidando tu verdadera imagen tomas esa distorsión como tu verdadera naturaleza, y te identificas con ella y te sientas a llorar. Entonces te preocupas y comienzas a decirte a ti mismo “Tengo que estar en buena forma”
Permites que asociaciones con objetos o palabras caigan en tu mente y la alteren. Si alguien usa un vocablo no muy agradable, piensas: “me está insultando” y te disgustas. Permites que la palabra perturbe tu mente. Entonces llegas a la conclusión: “me está haciendo infeliz”. Pero en realidad tu mismo desordenaste o inquietaste tu propia mente.
Es mejor decir “SOY feliz” que “DESEO ser feliz”. En el momento en que dices “deseo” ese deseo mismo inquieta tu mente. Y si tu deseo se realiza? Cuántas personas actúan como locas por un pedacito de papel, un sello postal emitido hace más de cien años? Pagan miles de dólares para obtenerlo. Le dan valor y luchan por comprarlo: Si te dejas llevar por ese propósito pensarás: “no puedo ser feliz si no lo obtengo” entonces “pago lo que sea por obtenerlo” y luego dice “ya lo tengo”! Así es de sencillo. Después de todo ese esfuerzo, simplemente exclamaste “ya lo tengo”! Y dónde estás ahora? En la misma posición que antes de desearlo. FelizCompréndelo buen. Tú ya eras feliz antes de querer ese sello postal. Pero en el momento que lo deseaste te volviste infeliz. Cuando lo obtuviste, de nuevo te sentiste infeliz. Entonces, de dónde o de qué derivó la felicidad? No del objeto, el sello en sí no te dio la felicidad. La recuperaste cuando realizaste tu deseo, cuando llenaste la depresión o el vacío creado por el deseo.Desde el instante mismo en que la piedra del deseo cae en tu mente, tú te deprimes. La depresión se define como un espacio hueco. La mente queda deprimida, entonces tienes que colmarla, realizar el deseo. Tú creas la depresión, la llenas y vuelve a su estado normal, y dices nuevamente “soy feliz”
En ocasiones algunas persona manifiestan con respecto a mi (yogui Swami Satchidananda) “El es feliz porque está muy por encima de su deseos” Qué significa ésta frase? No tanto como que la persona lo tiene todo en el mundo, sino más bien que se ha elevado por encima de sus deseos y ya no desea nada más.Por cierto esto es muy fácil de decir y suena muy bonito, pero tal comprensión se obtiene solo después de andar mucho, confrontar el fracaso en todas partes y en todo, hasta que finalmente reflexionas con disgusto “estoy cansado, ya no quiero nada más”
Por eso las escrituras dicen que si uno desea a Dios, es necesario que deje todo lo demás. No desees nada, ni siquiera a Dios, y tendrás a Dios. Él siempre está allí.
La meta consiste en que cada uno repare en su verdadera naturaleza, su paz, su felicidad, su santidad, su imagen de Dios. Sin éste logro, no podremos ser felices en un ciento por ciento. Seremos felices y luego infelices. Nadie puede ser totalmente feliz sin saber que él mismo es todo felicidad. Eso es Dios.
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