Nadie sabe quién es Dios,
y lo dice santo Tomás de Aquino:
"Como es imposible saber la naturaleza de Dios,
es imposible hablar de Dios".
No es posible comprender a Dios,
porque escapa a todo razonamiento.
Me preguntan si lo que yo explico
es la teología de la liberación y yo contesto
que lo que yo explico es la liberación de toda teología.
Yo estoy de acuerdo con la liberación,
pero no con la palabra teología, para hablar de la liberación.
Para liberarte, lo que necesitas es
darte cuenta de tu programación y de las premisas falsas
en que apoyas tus acciones.
Te enfadas. ¿Por qué te enfadas?
Porque eres exigente.
¿Eres capaz de dejar esas exigencias
y darte cuenta de todo esto?
El conflicto viene de las insatisfacciones
e intolerancias que tienes contigo mismo.
Si no te aceptas a ti mismo,
¿cómo vas a tolerar a los demás?
Andarás exigiéndote a ti y a los demás continuamente,
y siempre insatisfecho.
Si no cambias, ¡ay de ti y de los que te rodean!,
pues te convertirás en un fariseo intolerante.
El secreto de la liberación te llegará
cuando te hartes de sufrir.
Necesitas encontrar el tesoro escondido
que sólo está dentro de ti.
Al hombre sabio es imposible hacerlo esclavo.
La verdadera libertad
está por encima de las leyes, de las razas,
de políticas, de fronteras y de idiomas.
Recordad aquellas palabras que dijo un sabio griego
cuando iban a venderlo como esclavo:
"Aquí está un maestro,
¿hay algún esclavo que desee comprarme?"
Gandhi decía que la libertad de la patria l
e importaba un bledo, porque lo importante
era la libertad del hombre.
Tenía una visión clarísima de las prioridades:
primero Dios y descubrir ese tesoro que está dentro del hombre.
Decía: "Tengo para mí que el fin de la vida
es la visión de Dios, y he de conseguirlo, si es preciso,
sacrificándolo todo: familia, patria y hasta la vida."
Desgastamos la vida en tonterías que nada valen.
Y la vida es el más preciado regalo que se puede desear.
Intentar impresionar a la gente, buscar riquezas,
honores, prestigio... ¿para qué sirve eso?
Pero vuelvo a decir que esto lo habrás de descubrir tú.
Para despertar, tienes que cuestionarlo todo.
Cuidado con aceptar las cosas que digo
sin analizarlas sinceramente,
desde tu centro que no te puede engañar.
No hay que tragar nada
-sólo conseguirás una nueva programación
encima de la que tienes-,
sino cuestionarlo, analizando esto y lo opuesto.
Hacerlo supone apertura.
Hay que ser receptivo sin ser crédulo.
Si no te aceptas a ti mismo, ¿cómo vas a tolerar a los demás?
y lo dice santo Tomás de Aquino:
"Como es imposible saber la naturaleza de Dios,
es imposible hablar de Dios".
No es posible comprender a Dios,
porque escapa a todo razonamiento.
Me preguntan si lo que yo explico
es la teología de la liberación y yo contesto
que lo que yo explico es la liberación de toda teología.
Yo estoy de acuerdo con la liberación,
pero no con la palabra teología, para hablar de la liberación.
Para liberarte, lo que necesitas es
darte cuenta de tu programación y de las premisas falsas
en que apoyas tus acciones.
Te enfadas. ¿Por qué te enfadas?
Porque eres exigente.
¿Eres capaz de dejar esas exigencias
y darte cuenta de todo esto?
El conflicto viene de las insatisfacciones
e intolerancias que tienes contigo mismo.
Si no te aceptas a ti mismo,
¿cómo vas a tolerar a los demás?
Andarás exigiéndote a ti y a los demás continuamente,
y siempre insatisfecho.
Si no cambias, ¡ay de ti y de los que te rodean!,
pues te convertirás en un fariseo intolerante.
El secreto de la liberación te llegará
cuando te hartes de sufrir.
Necesitas encontrar el tesoro escondido
que sólo está dentro de ti.
Al hombre sabio es imposible hacerlo esclavo.
La verdadera libertad
está por encima de las leyes, de las razas,
de políticas, de fronteras y de idiomas.
Recordad aquellas palabras que dijo un sabio griego
cuando iban a venderlo como esclavo:
"Aquí está un maestro,
¿hay algún esclavo que desee comprarme?"
Gandhi decía que la libertad de la patria l
e importaba un bledo, porque lo importante
era la libertad del hombre.
Tenía una visión clarísima de las prioridades:
primero Dios y descubrir ese tesoro que está dentro del hombre.
Decía: "Tengo para mí que el fin de la vida
es la visión de Dios, y he de conseguirlo, si es preciso,
sacrificándolo todo: familia, patria y hasta la vida."
Desgastamos la vida en tonterías que nada valen.
Y la vida es el más preciado regalo que se puede desear.
Intentar impresionar a la gente, buscar riquezas,
honores, prestigio... ¿para qué sirve eso?
Pero vuelvo a decir que esto lo habrás de descubrir tú.
Para despertar, tienes que cuestionarlo todo.
Cuidado con aceptar las cosas que digo
sin analizarlas sinceramente,
desde tu centro que no te puede engañar.
No hay que tragar nada
-sólo conseguirás una nueva programación
encima de la que tienes-,
sino cuestionarlo, analizando esto y lo opuesto.
Hacerlo supone apertura.
Hay que ser receptivo sin ser crédulo.
Si no te aceptas a ti mismo, ¿cómo vas a tolerar a los demás?
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