"Somos hierros, envueltos en alambres de cobre,
y cada vez que queremos magnetizarnos
podemos lograrlo.
Hacemos fluir nuestro voltaje interior por el alambre
y atraemos a quienes deseamos atraer.
Al imán no le inquieta la técnica del funcionamiento.
Es él mismo,
y por su naturaleza atrae algunos elementos
y deja otros intactos.
Es una ley cósmica.
Los semejantes se atraen.
Limítate a desplegar tu propia personalidad,
serena, transparente y luminosa.
Cuando irradiamos lo que somos,
preguntándonos a cada instante
si lo que hacemos es lo que deseamos hacer
y haciéndolo sólo cuando la respuesta es afirmativa,
nuestra actitud rechaza automáticamente
a quienes nada tienen que aprender de lo que somos
y atrae a quienes sí tienen algo que aprender,
que son los mismos de quienes nosotros a la vez aprendemos".
y cada vez que queremos magnetizarnos
podemos lograrlo.
Hacemos fluir nuestro voltaje interior por el alambre
y atraemos a quienes deseamos atraer.
Al imán no le inquieta la técnica del funcionamiento.
Es él mismo,
y por su naturaleza atrae algunos elementos
y deja otros intactos.
Es una ley cósmica.
Los semejantes se atraen.
Limítate a desplegar tu propia personalidad,
serena, transparente y luminosa.
Cuando irradiamos lo que somos,
preguntándonos a cada instante
si lo que hacemos es lo que deseamos hacer
y haciéndolo sólo cuando la respuesta es afirmativa,
nuestra actitud rechaza automáticamente
a quienes nada tienen que aprender de lo que somos
y atrae a quienes sí tienen algo que aprender,
que son los mismos de quienes nosotros a la vez aprendemos".
2 comentarios:
M encantan estas reflexiones,la fìsica cuàntica ya està avalandolo
Sos ... Marta? :-)
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