Estamos programados desde niños
por las convivencias sociales,
por una mal llamada educación
y por lo cultural.
Vivimos por ello programados
y damos la respuesta esperada
ante situaciones determinadas,
sin pararnos a pensar
qué hay de cierto en la situación,
y si es consecuente con lo que de verdad somos
esa respuesta habitual y mecánica.
Tenemos programadas ideas
convencionales y culturales,
que tomamos como verdades cuando no lo son.
Coma la idea de patria,
de fronteras y hábitos culturales
que nos llevan a coflictos
cuando nada tienen que ver con la verdad.
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