El místico es revolucionario por excelencia.
Él no hace nada,
porque todo se hace por medio de él.
Se deja llevar por una fuerza
que ni siquiera puede resistir:
la fuerza de la verdad.
Ha habido místicos violentos,
pero allí no se metía su ego.
Cada uno sabrá lo que debe hacer
si está despierto y abierto y sensibilizado a la verdad,
como Jesús.
Sólo los místicos son capaces de ser tan libres
como para vivir la realidad tal como es.
El místico es amable, pero no deja de ser enérgico
y duro cuando hace falta, y sabe responder,
precisamente porque es libre de prejuicios,
de miedos, de poderes y de honores y por ello
es capaz, en todo momento, de ser fiel a la verdad.
Por eso no se amarga nunca ni se altera.
Los místicos son los que se han abierto confiadamente
a la realidad, sin preocuparse por el resultado,
pues saben que sólo en la realidad
habita la verdad.
El místico vomita antes el fruto del bien y del mal
para poder entrar de nuevo en el Paraíso.
No enjuicia nada, sino comprende el por qué
y el lugar de las cosas.
Él no hace nada,
porque todo se hace por medio de él.
Se deja llevar por una fuerza
que ni siquiera puede resistir:
la fuerza de la verdad.
Ha habido místicos violentos,
pero allí no se metía su ego.
Cada uno sabrá lo que debe hacer
si está despierto y abierto y sensibilizado a la verdad,
como Jesús.
Sólo los místicos son capaces de ser tan libres
como para vivir la realidad tal como es.
El místico es amable, pero no deja de ser enérgico
y duro cuando hace falta, y sabe responder,
precisamente porque es libre de prejuicios,
de miedos, de poderes y de honores y por ello
es capaz, en todo momento, de ser fiel a la verdad.
Por eso no se amarga nunca ni se altera.
Los místicos son los que se han abierto confiadamente
a la realidad, sin preocuparse por el resultado,
pues saben que sólo en la realidad
habita la verdad.
El místico vomita antes el fruto del bien y del mal
para poder entrar de nuevo en el Paraíso.
No enjuicia nada, sino comprende el por qué
y el lugar de las cosas.
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