La mayoría de las interacciones humanas
se limitan a un intercambio de palabras:
al reino del pensamiento.
Es esencial conseguir cierta quietud,
particularmente en las relaciones íntimas.
Ninguna relación puede crecer sin la sensación de espacio
que acompaña la quietud.
Meditad juntos o pasad ratos en silencio en la naturaleza.
Cuando vayáis de paseo,
o estéis sentados en el coche o en casa,
sentiros cómodos compartiendo la quietud.
La quietud ni puede ser creada
ni es necesario crearla.
Simplemente, permaneced receptivos a la quietud
que ya se encuentra presente,
aunque suele quedar oscurecida por el ruido mental.
Si se pierde la quietud espaciosa,
la relación estará dominada por la mente,
y los problemas y los conflictos
odrán adueñarse de ella fácilmente.
Si está presente la quietud,
podrás contener cualquier cosa.
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