Las Trece Abuelas

En 1986, se encendió una llama ante el edificio
de las Naciones Unidas, por el jefe de la nación iroquesa,
Shenandoah,
frotando dos palos hasta obtener una chispa.

A continuación,
encendió una antorcha por la paz
en el Año Internacional de la Paz,
haciendo brillar al edificio como la “Gran Estancia de Mica”
de la que habla una profecía hopi de hace más de mil años.

Según esa profecía, se entregará un mensaje
en un lugar increíblemente brillante
cuando llegue el momento del “gran cambio”
y ése será el punto de arranque de un milenio
de paz para el mundo.

Los hopi saben que ese momento que describe la profecía,
ha llegado.
Alrededor de aquella misma llama se reunieron
una noche de mediados de octubre de 2004,
trece abuelas indígenas
en un momento histórico sin precedentes.

Se trataba de mujeres que habían llegado
de todos los rincones del mundo,
guardianas de las enseñanzas de sus tribus
desde tiempos inmemoriales.

Las abuelas llegaban para cumplir
otra profecía muy antigua que
conocían varias tribus indígenas del mundo:

“ Cuando las abuelas de los cuatro puntos cardinales hablen,
comenzará una nueva era.”

Ese consejo, del que hablaban las profecías,
se formó finalmente.

Todas las abuelas sabían que iban a participar en el consejo
porque se lo habían dicho de diferentes maneras.

A algunas de ellas se los dijeron sus propias abuelas
cuando eran pequeñas.

Según la profecía, deben compartir sus secretos más sagrados
con la misma gente que las ha oprimido en otras ocasiones,
ya que la supervivencia de la humanidad,
e incluso del planeta,
está en juego.

Las abuelas, leyendas vivas entre su gente,
representan a tribus procedentes
del Círculo Polar Artico,
de América del Norte,
del Sur y Central,
de Africa,
del Tíbet
y de Nepal.

En calidad de mujeres sabias, curanderas,
chamanes y sanadoras de sus tribus
aportan al consejo nuevas visiones y nuevas profecías
para la humanidad,
las fuentes de sabiduría ricas y variadas de sus pueblos,
así como las enseñanzas de vida secretas
y únicas de cada tribu para vivir
de acuerdo con el Orden Divino de las cosas.