Demasiados seres
malgastan tiempo y energía
echando las culpas de los errores del mundo
sobre cualquiera,
en lugar de reconocer que pueden hacer algo
acerca de ello,
comenzando por ellos mismos.
Comienza por poner primero
tu casa en orden.
Cuando se arroja una piedra
al centro de un lago,
las ondas que se forman van hacia afuera,
pero comenzando en esa piedra,
desde el centro.
Empieza contigo mismo,
entonces podrás irradiar paz,
amor, armonía y comprensión
a todas las almas que te rodean.
Actúa ahora,
anhela ver un mundo mejor,
no señalando con el dedo a otros,
sino mirando hacia adentro,
buscando en tu corazón,
corrigiendo tus propios errores
y encontrando la respuesta
en tu interior.
Luego podrás seguir adelante con autoridad
y ser una verdadera ayuda para tu prójimo
y para todos aquellos seres
con los que estés en contacto.
El cambio comienza por el individuo,
luego sale hacia la comunidad,
la ciudad,
la nación,
el mundo...
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