Cierto día, un reconocido maestro tibetano,
iba paseando por el campo cuando de repente,
vio que entre las piedras del camino
había rastro de sangre.
Al preguntarle a quienes lo acompañaban
de quien era esa sangre,
le dijeron que pertenecía a uno de sus discípulos,
que desesperado porque no podía avanzar
espiritualmente lo suficiente,
se sometía a terribles penitencias
y autocastigos corporales.
Este discípulo, que había decidido
someterse a terribles penitencias,
era también uno de los mejores músicos de laúd
de la zona.
El maestro lo mandó llamar y le dijo:
-- Tengo entendido que eres
uno de los mejores músicos.
Quiero preguntarte algo.
Cuando tensas demasiado las cuerdas del laúd,
suenan bien?
-- No, si tenso demasiado las cuerdas,
el laúd no emite sonidos agradables
- repuso el discípulo -
Y además se corre el riesgo
de que se rompan.
-- Y que crees que ocurre
si las tensas demasiado poco?
-- Tampoco suenan bien,
y además pueden enredarse.
-- Y si no las tensas ni demasiado ni poco?
-- Entonces suenan muy bien.
Así es como debe hacerse.
-- Pues así debe aplicarse el esfuerzo:
sabia y equilibradamente
- dijo el maestro.
4 comentarios:
sigue publicando temas así, están buenos.
Gracias Dixonwriter! este texto especialmente me parece de lo más elocuente.. qué bueno que te gusten los posts de Bandrui y gracias por "asomarte" y dejarnos tus comentarios...
Ilve-Bandrui
:)
;) el equilibrio...gracias por tus aportes
Gracias a vos "anónimo" por permitirme compartírtelas!
Que tengas un hermoso día!
Ilve-Bandrui
Publicar un comentario