Durante una batalla, un general japonés
decidió atacar aún cuando su ejército
era muy inferior en número.
Estaba confiado que ganaría,
pero sus hombres estaban llenos de duda.
Camino a la batalla, se detuvieron en una capilla.
Después de rezar con sus hombres,
el general sacó una moneda y dijo,
"Ahora tiraré esta moneda.
Si es cara, ganaremos.
Si es cruz, perderemos.
El destino se revelará".
Tiró la moneda en el aire
y todos miraron atentos como aterrizaba.
Era cara.
Los soldados estaban tan contentos y confiados
que atacaron vigorosamente al enemigo
y consiguieron la victoria.
Después de la batalla,
un teniente le dijo el general,
"Nadie puede cambiar el destino".
"Es verdad", contestó el general
mientras mostraba la moneda al teniente,
que tenía cara en ambos lados.
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