Cuando no eres consciente de la esencia interna, siempre acabas sienténdote desgraciado.
Es así de simple.
Cuando no sabes quién eres, te fabricas mentalmente un yo que sustituye tu hermoso ser divino,
y te apegas a ese yo temeroso y necesitado.
Entonces la potenciación de ese falso sentido del yo
se convierte en tu principal fuerza motivadora.
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