Prana es la energía o fuerza vital, que causa el movimiento. Todo movimiento, en todas partes, aún el movimiento dentro del átomo, incluso el del pensamiento, lo causa prana, la energía cósmica. La electricidad es prana. Tu respiración es prana. Tu digestión es prana. Las funciones tienen diferentes nombres, pero todas son la misma corriente o fuerza: prana.
Tú obtienes prana de la comida, del sol y del aire que respiras. Respirar no es sólo eso. El aire se detiene en tus pulmones, pero prana corre por todo el cuerpo. Aún cuando tus pulmones sólo puedan convertir parte del oxígeno admitido para la sangre, prana utiliza el resto para todas las partes del cuerpo. Tú eres un haz de energía. Esta fuerza vital es prana. La práctica de pranayama guía el control, la regularización y el dominio de la fuerza vital. Consiste en aprender a controlar el prana y a dirigirlo como tú desees. El oxígeno es una gran panacea, una excelente medicina para todo tipo de tóxico. El mundo sería mucho más feliz si supiera la importancia del pranayama.
Al practicar las técnicas respiratorias del pranayama, la mente se esclarece y se prepara para la concentración. Pranayama purifica el sistema nervioso y elimina las toxinas del cuerpo y la sangre.
En la actualidad los científicos saben que, por lo general, durante una inhalación normal aspiramos unos 500 centímetros cúbicos de aire. Mediante la práctica de la respiración profunda de yoga, por ejemplo, aspiramos unos 3700 centímetros cúbicos en cada inhalación. Deberíamos practicar respiración profunda de vez en cuando. Por lo menos cada hora.
Prana jamás podrá contaminarse. Por ésta razón aún podemos vivir en las grandes ciudades. Si el aire que te rodea está contaminado, esa no es excusa para practicar respiración profunda. Entre las cuatro y seis de la mañana no hay contaminación. También es la mejor hora para meditar.
Debes regular la respiración, porque ella une a la mente con el cuerpo. Si la respiración se regula, también la mente. Una respiración calmada, lenta y uniforme, mantendrá la mente tranquila. Pero antes de que calmes la mente, mediante la respiración uniforme y lenta debes estar alerta. Temprano en la mañana, puedes rehacer todo el sistema, eliminar la somnolencia, proporcionarle cierto efecto tónico al cuerpo, quitar la tensión de diferentes lugares y darle un movimiento armónico a todas las células mediante una práctica específica llamada respiración de fuelle (bhastrika).
Antes de la meditación, haz tres rondas de expulsiones rápidas del aire a través de la nariz. Siéntate relajado, pero derecho y sin apoyo en tu espalda, con le pecho completamente expandido. Llena tus pulmones de aire y comienza a exhalar, poco a poco por las fosas nasales. El abdomen se aplasta, cuando el aire sale forzadamente por la nariz. Entre cada exhalación forzada, el aire penetra. Diez o quince rápidas exhalaciones, conponen una ronda. La última expulsión debe ser más profunda, de manera tal que elimine todo el aire. Después, aspire lentamente. Llena tus pulmones y sostén el aire. Mientras lo sostienes, doble el cuello y acerca la barbilla al pecho cuanto puedas. Es como inflar un globo. Tú doblas el cuello y lo limitas, para que el aire no se escape. Sostenlo ahí, por unos diez o quince segudos. Quizás sientas como una suave corriente eléctrica. No hay peligro en eso, no te exaltes. Luego levanta el cuello y exhala con lentitud por la nariz. Exhala completamente, comprimiendo el abdomen casi hasta el final. Respira con normalidad unas dos veces y repite éste proceso en una segunda y tercera ronda.
Esto hará que el cuerpo se sienta vigorizado y la mente alerta. Después puedes preparar la mente de una manera hermosa para la meditación, con respiración nasal alternada, o solamente respirando lenta y profundamente por ambas fosas nasales al mismo tiempo.
Debes tomar la mayor cantidad de aire expandiendo bien el estómago y el pecho, mientras inhalas incluso puedes levantar un poco el cuello, al final de la inhalación para permitir que entre más aire, pero no fuerces los músculos o los pulmones, mientras practicas la respiración profunda. La exhalación exige que todo se haga a al inversa. El cuello baja, el pecho se vacía y el abdomen se aplana.
Mediante la práctica de pranayama, la mente se clarifica y se adapta para la concentración. Practica algunas rondas de respiración nasal para antes de la meditación y pronto verás los resultados. Exhala con lentitud por la fosa nasal izquierda y luego inhala por ella. Después cambia, es decir, exhala e inhala por la fosa nasal derecha. Cambia otra vez y continúa de ésta manera.
Esta respiración profunda es el nervio del aliento purificador. Continúa, ya sea usando el método nasal alternado o con prolongadas inhalaciones, por lo menos durante dos o tres minutos. Sigue la respiración con la mente. Siente como entra, como sale y cómo regresa. En una etapa más avanzada, podrás detener el aliento por un período más largo antes de exhalarlo. Pero debes ejercitarte gradualmente o puedes sufrir perjuicio.
Los objetos principales de pranayama son: purificar el sistema, calmar y regular la mente. Si alguna vez te sientes disgustado, tenso o preocupado, practica la respiración profunda lenta, poniendo total atención en ella; con facilidad tu mente gozará de un estado de calma. Aquí, prana es el movimiento de la respiración y el de la mente, juntos. Son interdependientes. Si regula el prana, tú has regulado, mediante el movimiento de la respiración, el movimiento mismo de la mente.
Si puedes controlar la mente, tú eres el maestro. Pranayama te ayuda a controlar ciertas partes del cuerpo, ciertos músculos que normalmente no están sometidos a control. Con éstas prácticas, podemos controlar la mente. Al ejercer control sobre la respiración puedes controlar ese sútil prana. Pero sé moderado y ten paciencia. Pranayama nunca debe hacerse con apremio, ni debe intentar un avance muy rápido, porque está tratando con energía vital. Evita la más leve tensión y nunca te apresures.
Durante las prácticas de pranayama, la concentración ha de ser introspectiva, es decir, debe permitirte observar lo que sucede. Mientras inhalas y exhalas, concéntrate en la respiración. Cuando retienes, analiza el interior y ve qué sucede. Cada persona observará algo diferente.En el árbol de la práctica Yoga, la cuarta rama es pranayama. Solamente un individuo fuerte puede comprender a Dios. Una persona espiritual debe ser fuerte, no sólo mental sino también físicamente, Por lo tanto hemos de aprender a regular y almacenar vitalidad. Los sabios han calibrado cuánta vitalidad se pierde en diferentes acciones. Ellos saben exactamente cuánto malgastas tú, si hablas mucho, si corres mucho o comes mucho. Hacen éstas mediciones, teniendo en cuenta la prolongación o la brevedad de la respiración.
La máxima cantidad de pérdida la causa el sexo sin límite. Por éste motivo, es muy importante la moderación sexual. Sin el prana, tú estás física y mentalmente débil. Si quieres fortalecer tu cuerpo y tu mente, conserva ese prana, el fluído mental Es como el oxígeno, que puede condensarse y hacerse líquido. Se almacena en el cuerpo y cuando es necesario, se evapora como gas, prana, dando vitalidad al organismo. Pranayama se practica, esencialmente, para producir ésta vitalidad.
Cuántos somos concientes de la forma en que respiramos? El aire entra y sale unas quince o dieciséis veces por minuto. No es extraño comprobar que el aire permanece en ésta ciudad santa a la que llamamos cuerpo humano? Cuántos agujeros tenemos? En un tubo con muchos agujeros o perforaciones, el aire se escapa. Sin embargo aquí tenemos las nueve puertas de la ciudad. No obstante, el aliento de vida queda. Sale, pero algún poder parecería que nos lo reintegra. Aún cuando nosotros no nos preocupamos por el aliento de vida, alguien parece estar interesado en que permanezcamos con vida.A veces parece como si hubiese una lucha entre poder invisible y el aliento mismo. El aliento se queja: “Qué pasa? Tú me empujas adentro y cada vez que voy, ese sujeto me destruye. En cuanto entro me quema y me desecha como dióxido de carbono”. El aliento penetra con vida y lo matamos, lo quemamos. El aire quizá no quiera regresar otra vez, pero la Fuerza lo dice:”No, éste es mi bebé. He de usarlo para cierto propósito. He de trabajar a través de él, de modo que quiero que sobreviva por un tiempo más. Cuando termine su trabajo diré: “no regreses más”. Entonces lo pondrán en un ataúd. Hasta entonces, he de mantenerlo con vida. Regresa”.Por eso vinimos. No podemos atribuirnos mérito por nuestra vida. Hacemos muchas cosas para destruirnos; sin embargo, todavía vivimos.
No es sorprendente? Debiéramos haber muerto hace mucho tiempo, pero mucho tiempo. Entonces, qué nos hace vivir?
Quizás, “Él” desea todavía que hagamos algo.
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