No puedes jugar un partido de tenis
por el sólo hecho de estar allí con una raqueta
y una pelota en tu mano.
Tendrás que levantar la raqueta
y pegarle a la pelota sobre la red.
Tú tienes que ejecutar la acción.
Así es con la fe.
Tienes que hacer algo para probarte que funciona
cuando vives con ella.
Cuanto más pruebas y más te das cuenta
de que funciona, más confiado te vuelves
hasta que deseas dar cualquier paso con fe,
sin vacilar, porque sabes que lo damos juntos,
y que cualquier cosa es posible
cuando tienes la voluntad de hacerlo así.
Tienes que tener fe en tu habilidad para nadar
antes de tirarte en aguas profundas
con completa confianza,
de otro modo te ahogarías.
Tienes que tener fe en tu habilidad
para vivir con fe cuando lo puedes hacer.
La fe engendra fe.
Cómo podrás decir que puedes confiar en Mi
a menos que lo pruebes
y veas que es así?
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