Escoja un objeto cercano a usted
-- una pluma, una silla, una taza, una planta --
y explórelo visualmente, es decir,
mírelo, con gran interés casi con curiosidad.
Evite los objetos que tengan asocioaciones
personales fuertes y que le recuerden el pasado,
por ejemplo, dónde los compró o quién se los regaló.
Evite también cualquier cosa que tenga algo escrito,
como un libro o una botella. Eso estimulará el pensamiento.
Sin esforzarse, relajado pero alerta,
preste total atención al objeto, a cada detalle.
Si surgen pensamientos, no se involucre con ellos.
No está interesado en los pensamientos
sino en el acto de la percepción misma.
Puede separar el pensamiento de la percepción?
Puede mirar sin la voz dentro de su cabeza que comenta,
que saca conclusiones, que compara o que trata de descifrar algo?
Después de un par de minutos deje que su mirada
vague por la habitación o el lugar donde esté,
iluminando con su atención alerta cada cosa sobre la que descanse.
Entonces escuche los sonidos que haya.
Escúchelos de la misma manera
que miró las cosas a su alrededor.
Algunos sonidos pueden ser naturales
-- agua, viento, pájaros --
mientras que otros serán producidos por el hombre.
Sin embargo no los diferencie en buenos y malos.
Permita que cada sonido sea como es, sin interpretación.
Aquí la clave es también la atención relajada pero alerta.
Cuando percibimos sin interpretar o etiquetar mentalmente,
lo cual significa sin añadir pensamiento a nuestras percepciones,
podemos sentir incluso la conexión más profunda
por debajo de nuestra percepción de cosas
que en apariencia no tienen un vínculo.
Eckhart Tolle
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