Esta es la realidad de la mayoría de la gente:
En cuanto se percibe algo, el ser fantasma, el ego,
le da nombre, lo interpreta, lo compara con otra cosa,le agrada o le desagrada, o dice que es bueno o es malo.
La gente está aprisionada en formas de pensamiento,
en la consciencia del objeto.
Uno no despierta espiritualmente hasta que cesa
el nombrar compulsivo e inconsciente, o, por o menos,
hasta que se hace consciente de él y así es capaz
de observarlo a medida que ocurre.
Es a través de este constante nombrar, como el ego
permanece fijo como la mente no observada.
En cuanto cesa, e incluso cuando usted se hace
consciente de él, se forma un espacio interior
y usted ya no es presa de la mente.
En cuanto se percibe algo, el ser fantasma, el ego,
le da nombre, lo interpreta, lo compara con otra cosa,le agrada o le desagrada, o dice que es bueno o es malo.
La gente está aprisionada en formas de pensamiento,
en la consciencia del objeto.
Uno no despierta espiritualmente hasta que cesa
el nombrar compulsivo e inconsciente, o, por o menos,
hasta que se hace consciente de él y así es capaz
de observarlo a medida que ocurre.
Es a través de este constante nombrar, como el ego
permanece fijo como la mente no observada.
En cuanto cesa, e incluso cuando usted se hace
consciente de él, se forma un espacio interior
y usted ya no es presa de la mente.
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