La enseñanza central de todas las religiones y filosofías
es una y la misma:
tener consideración por los sentimientos de los otros.
Si alguien ha tocado la esencia de la verdadera religión
es aquel que ha entendido el misterio de todos los misterios:
la profundidad del corazón sensible.
Desafortunadamente, con toda nuestra inteligencia,
piedad y moralidad,
si existe una criatura que puede ser más injusta e inconsiderada,
es el ser humano.
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