La mayoría de la gente se pasa la vida
aprisionada en los confines
de sus propios pensamientos.
Nunca van más allá de un sentido de identidad
estrecho y personalizado, fabricado por la mente
y condicionado por el pasado.
En ti, como en cada ser humano,
hay una dimensión de consciencia
mucho más profunda que el pensamiento.
Es la esencia misma de tu Ser.
Podemos llamarla presencia, alerta,
consciencia incondicionada.
En las antiguas enseñanzas,
es el Cristo interno,
o tu naturaleza de Buda.
Hallar esa dimensión te libera,
y libera al mundo del sufrimiento
que te causas a ti mismo y a los demás
cuando sólo conoces el " pequeño yo "
fabricado por la mente, que es
quien dirige tu vida.
El Amor, la alegría, la expansión creativa
y una paz interna duradera
sólo pueden entrar en tu vida a través
de esa dimensión de consciencia
incondicionada.
Si puedes reconocer, aunque sea
de vez en cuando, que los pensamientos
que pasan por tu mente son
simples pensamientos, si puedes ser testigo
de tus hábitos mentales y emocionales reactivos
cuando se producen, entonces esa dimensión
ya está emergiendo en ti como la consciencia
en la que ocurren los pensamientos y emociones:
el espacio interno intemporal
donde se despliegan los contenidos de tu vida.
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