Comparto esta imagen para “llevarsela a la cama” lo cual no significa que no podamos acudir a ella en cualquier momento del día, si bien propiciar el momento para una meditación puede hacerla mucho más provechosa, también es cierto que a veces la misma meditación puede “hacer el momento”.
Del último pensamiento antes de dormir pueden depender nuestras próximas 24 horas, de modo que
qué mejor que seleccionar nuestros pensamientos al cerrar los ojos
y cuanto mejor teniéndolos aún abiertos!
Y seleccionar las imágenes que queremos ver
antes de quedarnos dormidos y tal vez hasta soñar con ellas!
Relajémonos… respiremos rítmicamente, “escuchemos” nuestra respiración,
su sonido al entrar en nuestros pulmones, casi como una escobita
barriendo todas las impuresas que inconscientemente
aspiramos durante el día.
Siéntanla cada vez más suave y más bajita,
de eso se trata la respiración consciente,
de “ver virtualmente nuestra respiración” ,
de escucharla, de sentirla…
de recordarnos que estamos vivos…
Observemos la imagen! Qué belleza!
Qué sensaciones nos provoca? Es la madrugada? O el atardecer?
Es verano? Otoño? Se siente fresquito…
una leve brisa como nuestra propia respiración…
qué rico aroma a tierra y pasto húmedo!
No se oye nada, sólo “el sonido del silencio”.
Miramos nuestros pies, estamos ahí! Bien paraditos
listos para nuestra “gran aventura”.
A los lejos divisamos el Sol, a él debemos llegar,
hacia él nos dirigimos, pero no podemos llegar
de una forma tan directa e inmediata.
Se necesita un poquito de “preparación”
casi como una pequeña ceremonia.
Para ascender debemos alivianar nuestra carga,
deshacernos de todo peso adicional,
y nuestro ego pesa bastante aún.
Deberemos dejarlo abajo, de otra forma
nos dificultará el Camino de ascensión.
Observemos la imagen. Delante del Sol,
divisamos una capilla y una cruz que casi se funde con el Sol.
No relacionemos la capilla y la cruz con ninguna religión.
Sería injusto, la meditación es para todos
independientemente de cualquier credo.
Dejemos esos pensamientos para el ego,
nuestra idea es justamente trascenderlo
y con él toda idea de “división”.
Si nuestro ego nos dice “capilla”, “iglesia”,
pensemos simplemente en un “templo”.
En “nuestro templo interior” el que todos llevamos dentro.
Para llegar a Dios, primero debemos llegar al templo,
Dios está en todas partes,
pero un templo siempre propicia el encuentro.
De modo que caminemos lentamente, al ritmo de nuestra respiración,
hacia “aquel lugar”, hacia el templo, “nuestro templo interior”…
qué bien se siente… cuánta Paz… cuánto Amor.
A medida que nos vamos acercando al templo concentrémonos en la cruz. Nuestro ego nos dirá que esa cruz representa “la iglesia”,
otra vez la religión, pero nosotros le contamos a nuestro ego
que la cruz también significa “no”;
significa “eliminar” las cosas que ya no queremos en nuestro Camino.
Cuando algo no nos gusta, simplemente lo tachamos con una cruz.
Con esa cruz podríamos taparle la boca a nuestro ego
para que no nos murmure más al oído cuando no necesitamos escucharlo.
Con una cruz podríamos desapegarnos
de todo aquello que “ya no va más”.
Pero además la cruz simboliza equilibrio, y también unidad!
Las rectas de una cruz se cruzan justo al medio,
justo en el centro, proporcionando equilibrio.
Equilibrio y unidad, no es a lo que aspiramos?
Además la cruz está justo ahí: en medio del Sol!
Es nuestra guía! Y hacia ella nos dirigimos!
Al centro del Sol!
Al centro del Universo para ser Uno con Él!
Y sin darnos cuenta, ya estamos parados en medio del templo,
un templo pura Luz! Puro Amor!
No sentimos nuestro cuerpo, nos sentimos tan livianos,
de pronto nuestro ego dejó de hablar!
Se quedó fuera, a mitad de Camino, ya no lo tenemos encima!
Ya estamos listos para ascender! Qué divina aventura!
Lo miramos amorosamente desde lejos,
después de todo, él nos acompañó hasta allí.
Y de pronto una cálida Luz nos envuelve… estamos ascendiendo! Flotamos hacia el Sol y ya nada nos detiene! Nos quedaremos allí todo el tiempo posible y somos conscientes de que podremos volver a “ese lugar” todo el tiempo! Ya conocemos el Camino, ya sabemos cómo llegar! La puerta de nuestro templo permanecerá abierta, ya no volverá a cerrarse, y nuestro eguito cada vez se quedará más lejos, le pusimos una cruz delante para cerrarle el paso, no queremos que siga controlando nuestro Caminar.
Desde esa altura, todo se ve TAN pequeño! Es la frecuencia ideal en la que deberíamos vibrar a cada momento. Desde tan alto, simplemente no podemos “lidiar con pequeñeces”
Y al despertar mañana, no olvidemos diseñar nuestra realidad para el resto del día y asomémonos sin temor a nuestro Templo tantas veces como sea posible y por qué no… “necesario”
Ilve-Bandrui
2 comentarios:
Hermoso! Gracias! Sostengo amorosamente los Sagrados Intentos por las personas que estamos abrazando con nuestro don de co-creacion atenta y desde el corazón. Sonrío! Agradezco!
Gracias por tus palabras cálidas y alentadoras Susana! Que tengas un hermoso día,
Ilve-Bandrui
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