Hansel y Gretel muestran por un lado
la capacidad que da el estado de alerta,
de conciencia, para superar las trabas y acechanzas
que nos coloca la vida y sus avatares.
Esto en el caso del primer abandono de los niños en el bosque,
pues en el segundo las migas de pan
que Hansel esparce en el camino son comidas por los pájaros.
La casa de caramelo encierra otra enseñanza:
por fuera dulce, amarga y siniestra por dentro.
También aquí Hansel se salva con habilidad y astucia.
De su peripecia por el bosque
—el camino del buscador de la verdad—
Hansel y Gretel vuelven con joyas y piedras preciosas,
que son ni más ni menos que los "bienes espirituales"
ganados con la experiencia.
Caperucita Roja por su parte,
debe recorrer el bosque (que es la vida)
donde encuentra al lobo
(los múltiples peligros y acechanzas)
para visitar a su abuelita
(la sabiduría de los ancestros).
Es devorada, junto a su posibilidad de sabiduría,
por el lobo, por la vida.
Sin embargo algo late en ella,
al igual que en aquella Sofía de los gnósticos
asediada por la oscuridad, y por ello recibe ayuda
encarnada en el cazador (la fuerza Superior)
que la salva a ella y a la abuelita.
El caso de Pulgarcito es el de todo aquel
que siente el llamado de la aventura del espíritu.
Es pequeño, como pequeños somos todos
enfrentados al misterio de la existencia.
Con audacia, valentía y entereza
va dando sus primeros pasos,
aplicando también la inteligencia
(por ejemplo: en el episodio de los ladrones en la casa del cura).
Es devorado primero por una vaca
y luego por un lobo (animales emblemáticos).
Se salva en el primer caso apelando
a sus propios recursos,
o sea haciendo creer que la vaca hablaba,
lo que hace que la maten, la abran y él pueda salir.
Del vientre del lobo lo rescata su propio padre.
Aquí la sugerencia es notable: nuestro Padre trascendente
—ese "Padre nuestro que estás en los Cielos"
de la plegaria por excelencia enseñada por Jesucristo—
salva al peregrino del Camino de la Verdad
de los riesgos e incluso de las caídas y despistes.
Si reparamos en otros cuentos de los Grimm vamos a encontrar más referencias a criaturas de carácter fantástico.
En La ondina del lago el molinero realiza un pacto
con una criatura sutil de las aguas,
en el cual desaprensivamente cambia a su futuro hijo por riquezas.
Aquí —como enfatizamos antes con relación a las hadas y gnomos— debemos aclarar que no se trata de mera imaginería
sino que el argumento da carnadura a "reales"
fuerzas síquicas presentes en la naturaleza,
que son neutras en realidad
y que utilizadas sin precaución
y sin el conocimiento debido nos llevan tarde o temprano
a la desgracia.
Pero este relato posee otros elementos
de rica significación: cuando ese niño,
destinado por su inconsciente padre a la ondina del lago,
cae —ya mayor— en poder de esa fuerza que habita las aguas,
su mujer —a través del sueño—
logra obtener los recursos para salvarlo.
Esto es puro y auténtico "esoterismo";
todos los maestros y escuelas genuinas han considerado
que es en el llamado Mundo Astral,
la dimensión de los sueños ni más ni menos,
donde realmente podemos tomar contacto
con las verdaderas claves de la Sabiduría profunda.
En el final del relato, el hombre salvado de la ondina del lago
y su mujer, son separados mucho tiempo por el Destino;
esto trae, en cierta manera,
el antiguo arquetipo de las "almas gemelas",
que se buscan —a través de muchas existencias—
hasta encontrarse plenamente un día.
Podemos todavía recordar más referencias a los misterios esotéricos en los Hermanos Grimm.
En La casita del bosque, d
donde las tres hermanas se pierden
al ir a llevarle la comida al padre siguiendo los granos
que él había dejado esparcidos por el camino
(y que las aves se comen en cada ocasión),
estamos ante un "encantamiento"
—pues el viejo que encuentran es un príncipe,
y los animales sus servidores—
que nos remite a realidades concretas de la magia
como el fenómeno de la "licantropía".
Las tres hermanas sufren la misma "prueba",
pero solamente la salva —
atendiendo a la alimentación de todos los personajes
y dejando de lado el egoísmo— la menor.
Ella es premiada y las otras castigadas c
con el encierro en una oscura cueva
(esto se puede interpretar como la Ley del Destino operando).