Los hábitos sirven para cosas prácticas
(capacidad de andar, de hablar un idioma,
de conducir un coche...)
pero para ver las cosas con profundidad,
en el amor y la comunicación,
los hábitos son como anestesiar la creatividad,
lo nuevo, y no desear vivir el riesgo del presente.
Si el problema viene de tu programación,
no puedes cambiar la vida y a los demás,
sino desprogramarte o ver,
por lo menos, claramente,
de dónde viene el problema.
Si cambias y te abres a la realidad,
verás cómo todo cambia a tu alrededor,
pues era tu mente la equivocada,
y al cambiar tu mente y abrirte a la realidad
cambiará tu manera de ver y de vivir
llamando a cada cosa y situación por su nombre.
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