Del griego Katharoi, que significa "los puros",
eran también conocidos como "hombres buenos"
y como "cristianos incomprendidos".
Movimiento del siglo XIII, que, según parece,
proseguía de seguidores del persa Mani (siglo III)
y del Obispo romano Nomaciano.
Se extendieron por Italia, Francia y España;
en Francia se los conocía como Albigenses,
por tener su cede principal en la ciudad de Albi,
al sureste del país;
en Aragón se los conocía como Valdenses.
Eran puritanos, ascetas, anticlericales, antisacramentales,
rechazaban el latin, predicaban en contacto directo con Dios,
no admitían el juramento e imponían prohibiciones alimenticias
y sexuales. Condenaban el matrimonio y la procreación.
Creían en la transmigración de las almas
y que la vida consistía en la lucha constante entre el bien,
el espíritu y el mal, la materia.
Se dice que poseyeron un grial depositado en Montségur
y que tuvieron relaciones con los templarios.
El Papa Inocencio III impulsó una cruzada contra ellos,
no sólo por sus ideas religiosas sino por predicar y escribir
en "lenguas vulgares".
Ante la imposibilidad de distinguir a los católicos de los cátaros,
el Papa ordenó:
"Matad a todos, pues Dios ya escogerá a los suyos"
Aunque fueron vencidos en batalla,
sus ideas siguieron extendiéndose, por lo que
se recurre a una nueva y espantosa forma de represión:
en 1232 se crea la Inquisición, formada por inquietantes tribunales dependientes del Papa y sometidos por los dominicos.
La indefensión de los acusados ante la Inquisición,
las refinadas torturas y las inauditas sentencias,
han sido paradigmas de crueldad,
arbitrariedad e inhumanidad durante siglos.
Se puede asegurar que en el siglo XIV
los cátaros o albigenses,
habían sido totalmente eliminados.
eran también conocidos como "hombres buenos"
y como "cristianos incomprendidos".
Movimiento del siglo XIII, que, según parece,
proseguía de seguidores del persa Mani (siglo III)
y del Obispo romano Nomaciano.
Se extendieron por Italia, Francia y España;
en Francia se los conocía como Albigenses,
por tener su cede principal en la ciudad de Albi,
al sureste del país;
en Aragón se los conocía como Valdenses.
Eran puritanos, ascetas, anticlericales, antisacramentales,
rechazaban el latin, predicaban en contacto directo con Dios,
no admitían el juramento e imponían prohibiciones alimenticias
y sexuales. Condenaban el matrimonio y la procreación.
Creían en la transmigración de las almas
y que la vida consistía en la lucha constante entre el bien,
el espíritu y el mal, la materia.
Se dice que poseyeron un grial depositado en Montségur
y que tuvieron relaciones con los templarios.
El Papa Inocencio III impulsó una cruzada contra ellos,
no sólo por sus ideas religiosas sino por predicar y escribir
en "lenguas vulgares".
Ante la imposibilidad de distinguir a los católicos de los cátaros,
el Papa ordenó:
"Matad a todos, pues Dios ya escogerá a los suyos"
Aunque fueron vencidos en batalla,
sus ideas siguieron extendiéndose, por lo que
se recurre a una nueva y espantosa forma de represión:
en 1232 se crea la Inquisición, formada por inquietantes tribunales dependientes del Papa y sometidos por los dominicos.
La indefensión de los acusados ante la Inquisición,
las refinadas torturas y las inauditas sentencias,
han sido paradigmas de crueldad,
arbitrariedad e inhumanidad durante siglos.
Se puede asegurar que en el siglo XIV
los cátaros o albigenses,
habían sido totalmente eliminados.
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