Entre los grandes maestros del antiguo Egipto,
moró una vez uno a quienes los maestros
aclamaban
como “el maestro de maestros”.
Vivió en Egipto en los primerísimos días.
Era
conocido como “Hermes Trimegistus”.
El fue el padre de la
sabiduría oculta;
el fundador de la
astrología;
el descubridor de la alquimia.
Los detalles del
relato de su vida
se perdieron en la historia ,
debido al lapso de los años,
no
obstante, la fecha de su residencia en Egipto
ha sido fijada en los primeros
días
de las más viejas dinastías de Egipto
– mucho antes de los tiempos de
Moisés –
Las mejores autoridades le consideran
como un contemporáneo de
Abraham,
y algunas de las tradiciones judías
llegan a afirmar que Abraham
adquirió
una porción de su conocimiento místico
a partir de Hermes mismo.
Los egipcios
deidificaron a Hermes,
y le hicieron uno de sus dioses
bajo el nombre de Troth.
Años después, la gente de la Grecia antigua,
también le hizo uno de sus muchos
dioses,
llamándole “Hermes, el dios de la sabiduría”.
Los egipcios
reverenciaron su memoria por muchos siglos, llamándole “el escriba de los
dioses”,
y confiriéndole honoríficamente, su antiguo título: “Trimegistus”
que
significa “el tres veces grande”,
“el grande más grande", etc.
En todos los países
antiguos,
el nombre de Hermes Trimegistus,
fue reverenciado, siendo sinónimo el
nombre
con la “fuente de la sabiduría”.
Hoy en día usamos el
término “hermético”
en el sentido de “secreto”,
“sellado de manera que nada
pueda escaparse”
y esto en razón de que los seguidores de Hermes
siempre observaron
el principio
del secreto en sus enseñanzas.
No creían en “arrojar
perlas entre los puercos”,
sino más bien se atenían a la enseñanza del tipo
“leche
para los bebés,
carne para los hombres fuertes”.
Las enseñanzas
herméticas han de encontrarse
en todas las tierras, entre todas las religiones,
pero nunca identificadas con ningún país en particular,
ni con ninguna secta
religiosa particular.
La enseñanza hermética
no se encuentra en los libros,
en ninguna gran extensión.
Ha sido transmitida
de maestro a estudiante,
de iniciado a
hierofante,
de labio a oído.
Cuando fue escrita, su
significado fue velado
en términos de alquimia y astrología,
de modo que sólo
aquellos que poseyesen la clave
pudieran leerla correctamente.
Esto se hizo
necesario a fin de impedir
las persecuciones de los teólogos de la Edad Media,
que combatieron la doctrina secreta con fuego y espada,
estaca, horca y cruz.
“Donde caen las pisadas del maestro, los oídos
de aquellos preparados para su enseñanza se abren de par en par”
El
Kybalion