Saboreo cada acto.
Antes cuidaba que los demás no hablaran mal de mí, entonces me portaba como los demás querían
y mi conciencia me censuraba.
Menos mal que a pesar de mi esforzada buena educación siempre había alguien difamándome.
¡Cuánto agradezco a esa gente que me enseñó que la vida no es un escenario!
Desde entonces me atreví a ser como soy!
He viajado por todo el mundo,
tengo amigos de todas las religiones;
conozco gente extraña:
vegetarianos que devoran al prójimo con su intolerancia, personas que caminan con un cartel que dicen:
"Yo se más que tu";
médicos que están peor que sus pacientes,
gente millonaria pero infeliz,
seres que se pasan el día quejándose,
que se reúnen los domingos para quejarse por turnos, gente que ha hecho de la estupidez
su manera de vivir.
El árbol anciano me enseñó que todos somos lo mismo.
La montaña es mi punto de referencia:
Ser invulnerable, que cada uno diga lo que quiera,
yo sigo caminando indetenible, soy guerrero:
mi espada es el amor,
mi escudo el humor,
mi hogar la coherencia,
mi texto la libertad,
y si mi felicidad resulta insoportable,
discúlpenme, no hice de la cordura mi opción,
prefiero la imaginación a lo indio,
es decir inocencia incluida.
Quizás solamente teníamos que ser humanos.
El que tú no veas los átomos,
no significa que no existan.
Por eso es muy importante que sea el Amor
lo único que inspire tus actos.
Sin Amor nada tiene sentido,
sin Amor estamos perdidos,
sin Amor corremos el riesgo de estar de nuevo transitando de espaldas a la luz.
En realidad, sólo hablo para recordarte
la importancia del silencio.
Anhelo que descubras el mensaje que se encuentra detrás de las palabras;
no soy un sabio,
sólo un enamorado de la vida.
El silencio es la clave, la simplicidad es la puerta
que deja fuera a los imbéciles.
La gente feliz no es rentable,
con lucidez no hay necesidades innecesarias.
No es suficiente querer despertar, sino despertar.
La mejor forma de despertar es hacerlo
sin preocuparse porque nuestros actos incomoden
a quienes duermen al lado.
Recuerda que el deseo de hacerlo bien
será una interferencia;
es más importante amar lo que hacemos
y disfrutar de todo el trayecto; la meta no existe,
el camino y la meta son lo mismo,
no tenemos que correr hacia ninguna parte,
sólo saber dar cada paso plenamente.
No, no te resistas, ríndete a la vida,
quien acepta lo que es y se habilita
para hacer lo que puede, entonces se encarnan las utopías y lo imposible se pone a disposición.
La mejor manera de ser feliz es: "ser feliz";
reconstruye tu raíz y saborea la vida;
somos como peces de mares profundos,
si salimos a la superficie reventamos.
La frivolidad y la intrascendencia
condenan la vida a la muerte.
Cuando somos más grandes que lo que hacemos,
nada puede desequilibrarnos,
pero cuando permitimos que las cosas sean
más grandes que nosotros,
nuestro desequilibrio está garantizado.
El corazón está en emergencia por falta de amor,
hay que volver a conquistar la vida,
enamorarnos otra vez de ella;
nuestro potencial interior aflora espontáneamente cuando nos dejamos en paz.
Quizá sólo seamos agua fluyendo;
el camino nos lo tenemos que hacer nosotros,
más no permitas que el cauce esclavice al río,
no sea que en vez de un camino tengas una cárcel.
La infelicidad no es un problema técnico,
es el resultado de haber tomado
el camino equivocado.
Amo mi locura que me vacuna contra la estupidez,
amo el amor que me inmuniza ante la infelicidad
que pulula por doquier,
infectando almas y atrofiando corazones.
El amor es, a nivel sutil,
la esencia de nuestra instancia inmunológica.
La gente está tan acostumbrada a complicarse,
que rechaza de antemano la simplicidad;
la gente está tan acostumbrada a ser infeliz,
que la sensación de felicidad les resulta sospechosa;
la gente está tan reprimida,
que la espontánea ternura le incomoda y
el amor le inspira desconfianza.
Hay cosas que son muy razonables
y... apestan.
Ya no podemos perder el tiempo en seguir
aprendiendo técnicas espirituales cuando aún
estamos vacíos de amor.
Quienes no están preparados para escuchar t
ienen la recompensa de no enterarse de nada.
Disfruta de lo que tienes, recibe lo que venga,
crea e inventa lo que necesites,
haz sólo lo que puedas,
y fundamentalmente celebra lo que tengas.
La vida es un canto a la belleza,
una convocatoria a la transparencia,
cuando esto lo descubras desde la vivencia,
el viento volverá a ser tu amigo,
el árbol se tornará en maestro
y el amanecer en ritual,
la noche se vestirá de colores,
las estrellas hablarán el idioma del corazón
y el espíritu de la tierra reposará otra vez tranquilo...