Disparar Gratuitamente



Hay dos tipos de deseos o de dependencias:

el deseo de cuyo cumplimiento
depende mi felicidad

y el deseo de cuyo cumplimiento

no depende mi felicidad.


El primero es una esclavitud, una cárcel,
pues hago depender de su cumplimiento, o no,

mi felicidad o mi sufrimiento.


El segundo deja abierta otra alternativa:
si se cumple me alegro y si no,

busco otras compensaciones.

Pero existe una tercera opción,
hay otra manera de vivir los deseos:

como estímulos para la sorpresa,
como un juego en el que lo que más importa
no es ganar, sino jugar.


Dice un proverbio oriental:

"Cuando un arquero dispara gratuitamente;
tiene con él toda su habilidad"


Cuando dispara esperando ganar
una medalla de bronce,
ya está algo nervioso.

Cuando dispara para ganar
una medalla de oro,
se vuelve loco pensando en el premio
y pierde la mitad de su habilidad,
pues ya no ve un blanco, sino dos.

Su habilidad no ha cambiado,

pero el premio lo divide,

pues el deseo de ganar
le quita la alegría
y el disfrute de disparar.

Quedan apegadas allí, en su habilidad,
las energías que necesitaría libres

para disparar.

El deseo del triunfo
y el resultado
para conseguir el premio

se han convertido en enemigos que le roban la visión,
la armonía y el goce.

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Bandrui

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