El Mago, El Santo y El Pecador

Cuando escudriñamos nuestro interior,
descubrimos las muchas personalidades
que compitem por utilizar nuestro cuerpo.

El conflicto entre el bien y el mal,
por ejemplo, dan lugar a dos personalidades
llamadas santo y pecador.

Estas jamás dejan de discutir,
la primera con la esperanza permanente
de ser lo suficientemente buena
para satisfacer a Dios,
y la otra sintiendo constantemente
los malos impulsos
que no siempre puede reprimir.

Después están los papeles con los cuales
nos identificamos:
hijo, padre o madre,
hermano, hermana,
hombre, mujer,
para mencionar el oficio que desempeñamos:
médico, abogado,
sacerdote, etc.

Cada uno de ellos ha reclamado
lo suyo dentro de nosotros,
gritando por encima de los demás
a fin de plantear su estrecho punto de vista.

Y aún no me he referido a nuestro
sentido de nacionalidad
o a nuestra identidad religiosa,
motivos de por sí,
de conflictos interminables.

Todas estas personalidades
suelen estar en pugna.

Lo que llamamos felicidad es un estado
en el cual ha menguado buena parte
de ese conflicto.

Cuando nacimos, esa guerra no existía
porque los bebés no tienen conflictos
con sus deseos.

Por ejemplo,
no hay voces del bien y del mal sino hasta
cuando el bebé es lo suficientemente grande
para aprender de sus padres esos conceptos.

"Sólo podrás convertirte en Mago
cuando pienses nuevamente como un bebé",
dijo Merlín.

"Cómo piensa un bebé?,
preguntó Arturo.

"Principalmente sintiendo.
El bebé siente cuando tiene hambre o sueño.
Cuando se le presentan sensaciones,
puede sentir si le traen placer o dolor,
y responde de conformidad.

El bebé no tiene la inhibición de
desear el placer y evitar el dolor."

"No veo nada especial en eso",
dijo Arturo.

"Los bebé se limitan a llorar y sonreír,
comer y dormir".

"Muchos mortales serían afortunados
de poder hacer esas cosas cuando crecen",
murmuró Merlín.

"Estar aquí en este mundo
en un estado de plena satisfacción
es una verdadera hazaña".


2 comentarios:

Derwydd dijo...

Una forma de describir todo el recorrido espiritual o Auto-realización es hacer un
seguimiento retrospectivo de las manifestaciones de Shakti que aparentan ser “yo” o “mí”,
atravesando las capas de apariencias, hasta el punto donde Shiva y Shakti se aprecian como
una sola cosa, tal como lo han sido siempre, así como la tinta y lo escrito.

Bandrui dijo...

Gracias por compartirnos tu conocimiento Derwydd! :-)

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Bandrui

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