La Sirenita



Hans Christian Andersen, el escritor danés,
del igual modo que los Grimm
realizó un trabajo de rescate de leyendas populares escandinavas
la pasada centuria.

Tal vez más sentimentales y románticos
que los cuentos de los hermanos alemanes,
los de Andersen son algo menos el resultado de una fidelidad
a los relatos tradicionales, que una creación personal,
en la cual la impronta del autor está mucho más presente.
Si nos detenemos en La hija del mar,
más conocida como La Sirenita,
encontramos por un lado la evocación de criaturas
en apariencia fantástica pero que personalizan
a fuerzas sutiles que habitan en realidad las aguas marinas
(las legendarias "nereidas"; la presencia de tales criaturas
es permanente en nuestra cultura desde hace milenios).
Desde otro ángulo, la historia de "la sirenita"
es simbólicamente la peripecia de cualquier ser humano
atraído por algo más que el presentismo materialista
y fenoménico, que busca con ahínco
"otras" realidades intangibles.
Todos somos de alguna manera esa sirenita
que tenía una inexplicable nostalgia
por el mundo de la superficie que no conocía,
y que luego de poder contemplarlo al conjuro del amor
ya no va a poder olvidarlo.
La sirenita muestra luego un posible camino
de mayor trascendencia, que se abre
para quien esté dispuesto a transitarlo:
a través del renunciamiento,
y de un amor generoso y desinteresado,
ella logra por fin —superando pruebas y zozobras—
elevarse a una dimensión incomparablemente
mejor que aquella en la cual habitaba.


2 comentarios:

Bet dijo...

Siempre me fascinaron las sirenas, porque forman parte de un mundo fantastico en el que realmente se ven bastante melancolicas por haberse quedado a mitad de camino entre pez y mujer. Si de verdad hubieran existido,habrian sido seres desddichados pienso yo.

Bandrui dijo...

Sos la "Bet" que imagino?? mi "hermanita" ??

:)

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